martes, 10 de agosto de 2010

#libros #arquitectura | Construcciones patentes : new architecture made in Catalonia

Construcciones patentes : new architecture made in Catalonia / edición a cargo de Albert Ferré.
Actar, Barcelona : 2007.
237 p. : il.
Catálogo de la exposición organizada por el Institut Ramon Llull y el Deutsches Architekturmuseum, en Frankfurt del 14 de sept. al 18 de nov. de 2007.
ISBN 9788496954113

Arquitectura -- Siglo XXI -- Cataluña.
Sbc Aprendizaje A-72.038(460.23) CON
http://millennium.ehu.es/record=b1610837~S1*spi

Una treintena de invenciones arquitectónicas que ponen de manifiesto el potencial innovador de la arquitectura actual. Esta publicación es una muestra de productos a la vez que de edificios y entornos para los cuales han sido producidos. Representan intentos de solucionar requisitos funcionales específicos, demandas sociales, exigencias mediombientales, limitaciones presupuestarias o un deseo de mejora de los procesos constructivos habituales.

Son muestras de un laboratorio en el campo de la innovación arquitectónica en Cataluña. La publicación se organiza en forma de recorrido por una treintena de innovaciones programáticas, espaciales y técnicas hechas en Cataluña. Diseñadas y producidas para un contexto concreto, estas innovaciones permiten definir un catálogo de nuevos productos o nuevas soluciones arquitectónicas para la exportación, donde los protagonistas no son los edificios, sino los fragmentos innovadores, las patentes y los prototipos.

Obras de EMBT, Carme Pinós, Enric Ruiz-Geli, Vicente Guallart, RCR, Arturo Frediani...

La Arquitectura como motor de progreso tecnológico
De Construmática, 2008-12-15

Construcciones patentes (New Architecture Made in Catalonia) es un catálogo de proyectos innovadores realizados en Cataluña durante los últimos años.

La arquitectura juega un papel muy importante en la vida de las personas. La encontramos en nuestro propio domicilio, en el trabajo, en las calles, en los parques, en equipamientos municipales como hospitales o geriátricos, etc. No es de extrañar, pues, que las mejoras funcionales en este ámbito hayan representado a lo largo de la historia de la humanidad grandes avances para la civilización. De hecho, la arquitectura ha sido siempre uno de los motores del progreso tecnológico.

Sin embargo, algunos expertos del sector, como Albert Ferré, Jaime Salazar y Ricardo Devesa, consideran que en los últimas décadas esta ha dejado a un lado el afán de innovación: “Es obvio que la arquitectura ha perdido hace tiempo su papel pionero y vanguardista, para pasar a ser considerada una industria de servicios donde la innovación y la invención se convierten en factores de riesgo no deseados, obstáculos para una correcta implementación de un proyecto. Bajo este punto de vista, se espera que el arquitecto actúe como director de arte o como supervisor del proceso de construcción. Mientras que la innovación se valora cada vez más en nuestra sociedad del conocimiento y la economía global como un valor fundamental para el progreso (e incluso la supervivencia) de cualquier industria, la arquitectura se estanca paradójicamente en la inercia de la repetición”.

Para motivar la innovación, los tres arquitectos antes citados -Ferré, Salazar y Devesa- elaboraron en noviembre del año pasado una exposición y un catálogo en forma de libro en el que se muestran algunos ejemplos de innovación arquitectónica realizados desde Cataluña. De hecho, la declaración anterior es un fragmento de la presentación que estos tres arquitectos hicieron para el libro-catálogo Construcciones patentes (New Architecture Made in Catalonia).

En la obra, cuya edición ha sido dirigida por Ferré quien además de arquitecto también es director de proyectos de la editorial autora del libro (Actar), se muestran más de 40 casos distintos que representan intentos de solucionar requisitos funcionales específicos, demandas sociales, exigencias mediombientales, limitaciones presupuestarias o un deseo de mejora de los procesos constructivos habituales.

El libro se divide en cuatro apartados: Estructura, Piel, Hábitat y Paisaje. A través de estos apartados, se muestran proyectos de arquitectos que trabajan en Cataluña realizados durante los últimos cinco años anteriores a la publicación de libro. Algunos de los proyectos más interesantes son unos sistemas de contención vegetales aplicados en tres parques (uno en Rubí, otro en Santander y un último en Gavà), una fachada moldeable de un concesionario de automóviles de Sabadell, una casa transpirable en Alella o bien un jardín hipóstilo ubicado sobre una cochera de autobuses en Horta (Barcelona). Entre los arquitectos y estudios autores de los proyectos destacan EMBT, Carme Pinós, Enric Ruiz-Geli, Vicente Guallart, RCR o Arturo Frediani.

Según sus autores, los proyectos que integran el libro “constatan el potencial de Cataluña como un centro de innovación arquitectónica” y además “conforman un catálogo de exportación de soluciones arquitectónicas, en el que los protagonistas no son los edificios mismos sino sus fragmentos, prototipos y patentes. Si hay una forma en la que la experiencia personal puede encontrar un cambio hacia mercados amplios es a través de las ideas patentadas”.

Construcciones patentes (New Archtecture Made in Catalonia), fue presentado en la Feria del libro de Frankfurt del 2007, edición en la que la cultura catalana era la invitada del certamen. El libro es un encargo del Museo Alemán de Arquitectura (Deutsches Architekturnuseum) al equipo editorial de Actar y está patrocinado por el Institut Ramon Llull.


Arquitectura catalana en Fráncfort
Oriol Bohigas | El Periódico de Catalunya, 2007-10-13

No ha quedado demasiado claro si la Feria de Fráncfort ha invitado a la literatura catalana o la cultura catalana. Dado que es una feria de libros, parece más acertado el primer supuesto, pero –no sé si por generosidad o por reforzar positivamente la ambigüedad– también participan algunas muestras culturales que no son literarias. Sobra decir que conviene aprovechar cualquier ocasión para explicar al mundo –o a un trozo del mundo– cómo marchan los diversos temas culturales en este rincón del mundo que aún va tirando alrededor de Barcelona y al que, de vez en cuando, le conviene un poco de aire fresco. Una de estas muestras es una exposición de arquitectura catalana en el Deutsches Architekturmuseum (DAM). Solo conozco de ella el libro que hace las veces de catálogo con un título que resulta, como mínimo, inquietante: “Construccions Patents. Nova arquitectura feta a Catalunya” (Actar). Es un documento que por sí solo ya sugiere comentarios en uno u otro sentido.

La idea es buena. Me parece bien que la intención fundamental de la muestra no sea hacer una simple antología neutra de la actualidad o de la historia reciente solo con el criterio de calidad o de referencia. Seguramente, había que exponer esa especie de arquitectura que más podía inquietar a un público europeo no especializado, ofreciendo un grito de modernidad atrevida, excepcional y a la vez genuina. Este grito de modernidad habría podido apoyarse, por ejemplo, en la intención y el contenido de los temas, los usos, las maneras de producción y sus consecuencias sociales y políticas. Pero es lógico –dadas las circunstancias– que los organizadores hayan elegido otro camino, más adecuado a los fugaces medios de una muestra que debe llamar la atención pública y explicar algo convincente en pocos minutos.

El camino elegido fue dar prioridad a los inventos formales, el elegante exabrupto visual, la imagen insólita, innovadora, repleta de sofisticadas preocupaciones estéticas. Este sería un camino discutible si quisiéramos análisis más disciplinarios o más relacionados con los entornos sociales. Pero, para dejar claro que no eran estas las intenciones, los organizadores, en lugar de argumentar sobre la realidad completa y más o menos unitaria de las obras, lo han hecho sobre los gestos formales, observados como invenciones casi aisladas del discurso arquitectónico.

Ferré, Salazar y Devesa lo dejan muy claro en las primeras páginas: “Estos proyectos y experiencias conforman un catálogo de exportación de soluciones arquitectónicas, en las que los protagonistas no son los mismos edificios sino los fragmentos, prototipos y patentes. Si existe una forma en la que la experiencia personal puede encontrar un camino hacia mercados más amplios, es por medio de las ideas patentadas”.

De acuerdo con estos criterios, el catálogo se divide no temáticamente ni estilísticamente, ni en referencias ambientales, sino según los distintos sectores en que la forma actúa como protagonista: la estructura –cuando esta se adecua a un lenguaje autónomo y patentable–, la piel envolvente, el hábitat y el paisaje. Es sintomático que la piel absorba por sí sola un capítulo tan importante, recogiendo –claro está– el eco de una tendencia general de la arquitectura de los últimos años que quiere superar las dos tradiciones polémicas de la modernidad –la volumetría y la espacialidad–, acudiendo al nuevo paradigma de la arquitectura dermatológica. Todo cambiará y todo evolucionará, pero, de momento, las obras más representativas, más de moda y de mayor éxito de los últimos años, suelen ser diseños que declaran la autonomía de la superficie exterior, es decir, de la piel y sus llamativas texturas.

No sé si demasiado influidos por las modas formales, los inventos catalanes –¡patentables!– aportarán grandes novedades ni revoluciones serias al panorama cultural de la arquitectura y si, en cambio, serán considerados solo caprichos resultones, cultos y atrevidos, importados desde el país de Gaudí y Jujol. Esperemos que, con esta promoción de patentes, logremos además de ventajas mercantiles, atraer la atención internacional hacia la producción cultural catalana. Pero deseemos que esta vocación mercantil no haga disminuir, más aún, los dos valores que explican la diferencia entre la arquitectura y el comercio inmobiliario: la cultura y el servicio social.

Pese a todo, este catálogo se puede leer también como un resumen de la arquitectura catalana, siguiendo los rasgos sintomáticos de los arquitectos de las dos o tres últimas generaciones, elegidos, naturalmente, con un criterio exposicionista y con unos prejuicios críticos bien estructurados. Aunque no hay que pensar que toda nuestra arquitectura se ha hecho y se hace solo con pieles estrujadas bajo vendavales metafísicos, con explosiones de luminarias teatrales que evocan –dicen– el trencadís modernista, o con rupturas formales y funcionales copiadas de otras vanguardias plásticas. La rotura y la desviación þno es precisamente el rasgo característico de la arquitectura catalana. Lo es –eso sí– de un sector generacional en todas partes. Un síntoma, por lo tanto, ni demasiado nuevo ni demasiado genuino, pero muy de moda.

Fuente | El Periódico de Catalunya [No disponible en internet]

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