domingo, 22 de marzo de 2015

#libros #historia | Historias de la Avenida. II, Pares

Historias de la Avenida. II, Pares / Juan José Fdz. Beobide, Lola Horcajo Calixto, Carlos Blasco Olaetxea
Gráficas Lizarra, Estella : 2014
216 p. : fot.
Publicado sin port. Datos tomados de la cub.
Número monográfico de: Comercios donostiarras, ISSN 2171-6803, n. 7 (2014)

Tiendas -- Gipuzkoa.
Tiendas -- Decoración.
Fotografía documental.
Donostia-San Sebastián -- Historia.
Sbc Aprendizaje A-725.21 HIS/II
http://millennium.ehu.es/record=b1809731~S1*spi

Este trabajo recoge la historia de los comercios más emblemáticos que se han instalado, a lo largo de la historia, en la Avenida de la Libertad. Dado el importante número de ellos, se han dividido en dos partes. En este libro se cuenta la historia de los números pares.

El vaivén de la Avenida
Seis meses después del libro dedicado a los comercios de los números impares de la avenida de la Libertad, se publica el dedicado a los pares. Antes y ahora, el baile de firmas sigue vigente.
Carolina Alonso | Noticias de Gipuzkoa, 2015-01-11 http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2015/01/11/vecinos/donostia/el-vaiven-de-la-avenida

Con el cambio de año, llegó a las librerías una nueva publicación que homenajea a los comercios donostiarras. En este caso, se trata del séptimo libro dedicado a los establecimientos comerciales de la ciudad, escrito por Lola Horcajo, Juan José Fernández Beobide y Carlos Blasco Olaetxea. Los protagonistas en esta ocasión son las tiendas, bancos, cafeterías y restaurantes del lado de los números pares de la Avenida de la Libertad. El nuevo título, Historias de la Avenida II, completa al que salió a la luz hace seis meses, protagonizado por el lado de los números impares.

Se da circunstancia de que la principal arteria comercial de la capital guipuzcoana durante décadas se encuentra en la actualidad inmersa en una revolución de cambios de establecimientos, una más que añadir a las numerosas transformaciones de firmas que ha sufrido a lo largo de su historia. La construcción de esta vía arrancó en 1864, cinco años después del derribo de las murallas.

La zapatería Ayestarán de la esquina Avenida-Loiola ha cerrado sus puertas recientemente, aunque ha abierto otro establecimiento en la calle Txurruka, en el local de la joyería Astrain. Unas bellas fotografías y un vídeo emocionante, titulado Amamos el suelo que pisamos, se han unido al adiós de un comercio con siete décadas de vida, que fue pionero al incluir columpios para los niños en su interior.

Pero esta tienda se hallaba en los números impares. En los pares, a los que hace referencia la nueva publicación de Horcajo y compañía, ha cerrado recientemente la joyería Durant, reconvertida ahora a la cadena Aristocrazy. La zapatería Siglo XXI también ha saldado su género y antes lo hizo la tienda de ropa infantil Friki. La Gelatería ha sido sustituida por Ritual’s e, incluso, la tienda más nueva de la calle, Natura, se ha convertido en Boutique Swing.

Los autores del libro despiden con cariño las últimas tiendas que han echado el cierre en la Avenida. “No sabemos si ello ha sido producto de la crisis, de la actualización de las rentas antiguas, de lo cotizados que están los locales del centro o de una suma de todo ello. El hecho cierto es que en estos meses han desaparecido comercios que llevaban entre nosotros muchísimas décadas”, señalan en el prólogo.

Brunet, Lyonnais... Pero, aunque ahora parece ser época de cierres, la Avenida donostiarra siempre ha sido punto de apertura de nuevos establecimientos. Desde el inicio de su construcción, hace 145 años, el empuje de la pequeña ciudad de entonces se vio reflejada en esta calle, donde todos los emprendedores querían instalarse, al igual que lo hacían los bancos, como el Crédit Lyonnais, la Banca Brunet o el Banco Español del Río de la Plata.

Esta pujante historia puede conocerse con detalle en la publicación que, como es habitual en todas los realizadas por el trío de investigadores, cuenta con numerosas fotografías que ilustran las historias, tanto de los tiempos más lejanos, como de los cercanos.

Historias de la Avenida II arranca por el primero de los comercios de esta calle, Los Fabricantes Unidos, una tienda de menaje del hogar y ferretería que tuvo ocho décadas de vida para cerrar sus puertas en 2005. El imponente local, con acceso por el chaflán, tenía sus orígenes en el indiano de Azpeitia Anastasio Azpiazu y llegó a tener una quincena de trabajadores, algunos de los cuales recuerdan en la publicación que estaba prohibido decir “No hay”. La consigna del último jefe, Don Ignacio Azpiazu, era “Aquí no se puede decir No hay. Si no lo tenemos igual, lo tenemos parecido”.

Balenciaga
En la misma manzana estuvieron los talleres del modisto Balenciaga, en los que llegaron a trabajar unas 80 operarias en los años 1950. La fama internacional del diseñador de Getaria dejó su huella en Donostia y las numerosas cortadoras y modistas que trabajaron para él siempre hicieron gala de su paso por estas instalaciones.

Y el deporte también estuvo presente en los números pares de la Avenida. La tienda Elizondo, ubicada en el número 4, y dedicada a artículos de viaje y armería, como figuraba en su escaparate, sucedió en 1962 a la fundada anteriormente en la calle Prim. Fue Joseba Elizondo, entrenador del Real Unión, del Sanse y dos veces de la Real Sociedad, el fundador de este comercio de artículos deportivos de la ciudad, que se distinguió también por sus cuidados escaparates, como el que confeccionaron cuando el hombre llegó a la luna en 1969.

La publicación de los investigadores donostiarras rescata también la historia de las oficinas de la Telefónica, que fueron inauguradas por la reina María Cristina en 1913, en el primer centenario del incendio de la ciudad. El edificio, obra del arquitecto José María Vega, está ahora ocupado por oficinas del Banco de Santander y conserva la antigua y llamativa vidriera en el lucernario.

Numerosas tiendas de vestir y calzar, como Solca, camisería Avenida, calzados Muro, sastrería Auzmendi, Modas Elena, Casa Parra y Paragüería Erro, entre muchas otras, tienen también su hueco merecido en el nuevo libro a la venta en las librerías.

Imagen: El Diario Vasco
La Avenida, un gran salón aristocrático
La llegada del alumbrado eléctrico impulsó los comercios más exclusivos y vanguardistas. La segunda parte del libro 'Historias de la Avenida' pasea por las tiendas que en los dos últimos siglos han ocupado los números pares de la principal arteria de la ciudad
Jorge F. Mendiola | El Diario Vasco, 2014-12-30
http://www.diariovasco.com/san-sebastian/201412/30/avenida-gran-salon-aristocratico-201412300847.html

«La avenida de la Libertad es no sólo una de las arterias principales de la ciudad, sino también su calle más bonita, ancha, llana, con magníficos edificios, cafés y comercios. Está pavimentada como pueda estarlo la mejor calle de Europa y tiene un doble alumbrado de gas y electricidad, que en las noches de verano le da el aspecto de un gran salón aristocrático». La guía de San Sebastián de 1923 describía así la Avenida, antiguo Camino Real y eje vertebrador de una ciudad que encaraba los retos de la modernidad.

Ya por aquel entonces era el epicentro de la actividad comercial donostiarra y con la llegada de los avances tecnológicos alumbró el desarrollo de los establecimientos más exclusivos y vanguardistas. Lo cuentan Juan José Fernández Beobide, Lola Horcajo y Carlos Blasco en la segunda parte de 'Historias de la Avenida', un libro que continúa la colección Comercios Donostiarras y que propone un paseo por las firmas que han ocupado los locales de los números pares a lo largo de los últimos doscientos años.

«Tener iluminación eléctrica era toda una novedad en la época ya que la luz de gas era demasiado tenue, pero no fue el único cambio que transformó la Avenida. En la década de los cincuenta se construyó la mediana de separación entre ambos lados de la calzada. Hasta entonces, los taxis esperaban a los clientes en la mitad, pero con el incremento del tráfico rodado esta maniobra comenzaba a resultar peligrosa», contextualiza Horcajo.

El recorrido por la historia que plantean los autores arranca junto al puente de Santa Catalina y finaliza en la plaza Cervantes con anécdotas e imágenes hasta ahora desconocidas. El punto de partida es Los Fabricantes Unidos, ferretería inaugurada en la esquina de Getaria con San Martín antes de trasladarse en 1925 a su ubicación definitiva. Fue fundada por el emigrante azpeitiarra Anastasio Azpiazu, quien salió del caserío familiar para hacer las Américas «con dos pesetas cosidas a la camiseta y cuatro onzas de chocolate por todo bagaje», según recuerdan las crónicas. Se hizo rico vendiendo chatarra y montó el negocio de menaje, que funcionó hasta 2005.

En el primer piso de ese mismo portal número 2 estaba el taller de Balenciaga, cuyas modistas llenaban la Avenida de alegría y juventud. Las supervivientes de aquella aventura que culminó en 1968 relatan cómo se trabajaba allí y cómo rezaban el rosario en las mesas. En el lado de los pares se encontraba también Sacha, «pastelería fina y salón aristocrático de té» que entre 1930 y 1941 regentó la propia familia Barrenetxe.

Deportes Elizondo, en el paseo de los Fueros sus diez últimos años de existencia, entró en la Avenida en 1962 y pronto destacó por sus escaparates. Fundada por quien fuera entrenador de la Real Joseba Elizondo, este comercio supuso un hito en la ciudad. «No había una tienda de ropa deportiva como tal. Los primeros pantalones vaqueros y de pana, que no estaban confeccionados por pantaloneras, o los comprabas en Francia o en Elizondo, que los empezó a traer aquí», afirma Horcajo. También fueron pioneros Casa Comet, de la que se guardan anuncios desde 1890, y Friki (1969-2011), con sus escaparates de ositos que atraían las miradas de los niños.

En la conquista de la modernidad brillan con luz propia Auzmendi y sus carteles publicitarios con el sello 'Donostiako estiloa'. Santi Auzmendi se trasladó a Donostia en los setenta y antes de fallecer el pasado mes de mayo participó en la corrección del libro, lo que confiere a su capítulo un carácter de homenaje póstumo. «No sabía bien a qué se debían sus problemas de salud y estaba haciendo un esfuerzo para ayudarnos, por lo que para nosotros es especial. Leyó el libro y a los pocos días falleció», confiesa Lola Horcajo.

'Historias de la Avenida II' no se olvida de Calzados Siglo XX, el más antiguo de los comercios de esta arteria hasta que cerró a finales de octubre. Tampoco del Gaviria -antes Xauen- y el Basque, dos históricos cafés que insuflaban vida a la zona gracias a sus terrazas, siempre repletas de público. Ni de Calzados Muro, Camisería Durán, Solca, La Gelateria, Casa Parra, Erro y tantos otros establecimientos con sello Avenida.

Los bancos y Telefónica
El volumen refleja además la importancia que tuvieron los bancos en el desarrollo urbanístico de Donostia. Se les culpa de la pérdida de personalidad sufrida por la Avenida en los últimos tiempos con la proliferación de sucursales, pero los autores advierten de que algunos, como el Banco de Vizcaya, el Banco de Bilbao o el Banco Central están allí desde el principio y construyeron edificios emblemáticos.

No en vano la Avenida ha evolucionado en cuestiones urbanísticas por delante del resto de la ciudad. La Compañía Peninsular de Teléfonos levantó en el número 26 lo que en 1913 se consideró el primer rascacielos. Y las telefonistas fueron otro gremio femenino que, como el de las modistas, alegraba el lugar cada vez que entraba o salía como un ejército de la centralita.

Horcajo asume que la Avenida ya no es lo que era y lamenta el cierre de establecimientos que han marcado época. La progresiva desaparición del comercio tradicional se aprecia ya en el prólogo del libro, donde se enumeran los cambios producidos en los seis meses que han transcurrido desde la publicación de la primera parte, dedicada a los números impares.

«En poco tiempo han tenido que cerrar comercios que llevaban entre nosotros muchísimas décadas como Joyería Durant, que en colaboración con otras firmas contribuyó a crear el Festival de Cine», explica Horcajo.

En ese proceso han surgido nuevas áreas comerciales tanto en el Centro como en las afueras, pero a juicio de la autora «lo que se está perdiendo es personalidad. Ese esfuerzo por buscar la exclusividad, no tanto en cuanto a precio como en cuanto a diferencia, es lo que caracterizaba a la Avenida de los años dorados».

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