martes, 7 de diciembre de 2010

#libros #arquitectura | Arquitectura desierto 2001-2010 : cronotopo

Arquitectura desierto 2001-2010 : cronotopo / Albert Lekuona Arbelaitz.
[S. l.] : Albert Lekuona Arbelaitz, 2010.
1 v. : il. bl. y n.
Materias:
Arquitectura -- Dibujos y planos.
Sbc Aprendizaje A-72.011 ARQ
OPAC Millennium

La ciudad más cercana al artefacto arquitectónico se encuentra a ocho horas en tren. El desértico paisaje cerca de la costa nos recibe con un viento seco y cálido. Una vez llegamos a la estación una escalinata nos indica el ascenso hacia alguna parte. Movidos por la curiosidad y las viejas leyendas que hayamos podido oír sobre este lugar mágico nos acercamos y comenzamos el trayecto que ansiosamente deseábamos conocer. Estamos ya en los primeros metros de pasarela que tiene un pretil de 3 metros de altura que no nos deja ver horizonte alguno y con unas incisiones sobre la cara interior del pretil generadas probablemente con algún objeto punzante de aspecto más bien primitivo. A medida que avanzamos las incisiones, los trazos se vuelven ligeramente más armónicos y provocados por instrumentos más civilizados. Como si este fuera el resultado de años de civilización que se hubieran condensado en escasos 100 metros de pasarela. Y por fin cuando los trazos ya empezaban a mostrar la brillantez de sus incisiones armónicas en una exposición de tecnicismo y de dominio nos topamos con la ciudad de la que tanto habíamos oído hablar pero que no hubiéramos acertado en imaginar ya que no se parece en nada a la mayoría de las ciudades de donde proceden la mayor parte de los turistas.

El proyecto es la huella de una primitiva explosión que está en expansión. Los trazos generados por esta explosión delimitan los bordes de la ciudad. Líneas que configuran el casco antiguo que es más hermético y que sería el lugar donde ubicaríamos la memoria de nuestro pasado protegido y puntos que configuran el entramado de calles y callejuelas de nueva planta.

El proyecto es una explosión, la pasarela tiene 100 metros de longitud, los muros de la pasarela el petril 3 metros de altura, que no dejan ver horizonte alguno. El cielo probablemente nublado no ayuda, el penoso y caótico trayecto finaliza en una explosión, que en forma de escalinata desborda y descansa en la única Plaza Mayor, es entonces cuando se ve la ciudad parcialmente o en su totalidad con su horizonte y su cielo ya despejado.

Todo parte de una vivienda que se multiplica al azar, la Plaza Mayor, la pasarela y la estación de tren surgen de forma espontánea los usos función se dibujan bordeando los patios.

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