Arquitecturas terminales : teoría y práctica de la destrucción / José Joaquín Parra Bañón.
Sevilla : Universidad de Sevilla, 2009.
260 p. : il.
Serie: Textos de Doctorado. Arquitectura ; 37.
/ ES / Libros / Arquitectura – Teoría
📘 Ed. impresa: ISBN 9788447212040
Cita APA-7: Parra Bañón, José Joaquín (2009). Arquitecturas terminales : teoría y práctica de la destrucción. Universidad de Sevilla.
ehuBiblioteka BCG A-72.01 ARQ
https://ehu.on.worldcat.org/v2/oclc/644379189
Sevilla : Universidad de Sevilla, 2009.
260 p. : il.
Serie: Textos de Doctorado. Arquitectura ; 37.
/ ES / Libros / Arquitectura – Teoría
📘 Ed. impresa: ISBN 9788447212040
Cita APA-7: Parra Bañón, José Joaquín (2009). Arquitecturas terminales : teoría y práctica de la destrucción. Universidad de Sevilla.
ehuBiblioteka BCG A-72.01 ARQ
https://ehu.on.worldcat.org/v2/oclc/644379189
[.es] Ensayo sobre algunas relaciones entre la idea y el ejercicio de la arquitectura y el concepto y la praxis de la destrucción: sobre la arquitectura como objeto, víctima y destino de la destrucción y sobre la arquitectura como origen, agente y medio de destrucción.
Acaso la idea de destrucción de Duchamp es la misma idea de destrucción que hizo que Alejando de Macedonia, cuando asoló la ciudad beocia de Tebas, sólo salvara de la demolición la casa de Píndaro, el poeta, y la que llevó a María de Nazaret a trasladar por el aire desde Belén hasta Loreto su propia casa, la casa mundana en la que había residido en la tierra; quizá sea similar a la que condujo a Werner Herzog a rodar en 1971 Fata Morgana y a Jia Zhang-Ke en 2006 su película Naturaleza muerta, a Cristina Rivera Garza a redactar en Méjico Nadie me verá llorar y a Jorge Baron Biza a escribir El desierto y su semilla antes de suicidarse. La misma destrucción, al fin y al cabo, que amenaza a la casa entre medianeras, que en el número ocho de la calle Santillana de Sevilla ha sido ya sitiada por Marín-White Promociones Inmobiliarias, Sociedad Limitada, y cercada por los insectos xilófagos, que también anhelan devorarla; casa angustiada cuyo destino es idéntico al de aquella en la que pereció Aureliano Babilonia, el que fue concebido entre alacranes y mariposas amarillas, y que, según Gabriel García Márquez, no es otro que el de ser “arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres”. La destrucción de la casa significa, supone la destrucción del mundo.
Acaso la idea de destrucción de Duchamp es la misma idea de destrucción que hizo que Alejando de Macedonia, cuando asoló la ciudad beocia de Tebas, sólo salvara de la demolición la casa de Píndaro, el poeta, y la que llevó a María de Nazaret a trasladar por el aire desde Belén hasta Loreto su propia casa, la casa mundana en la que había residido en la tierra; quizá sea similar a la que condujo a Werner Herzog a rodar en 1971 Fata Morgana y a Jia Zhang-Ke en 2006 su película Naturaleza muerta, a Cristina Rivera Garza a redactar en Méjico Nadie me verá llorar y a Jorge Baron Biza a escribir El desierto y su semilla antes de suicidarse. La misma destrucción, al fin y al cabo, que amenaza a la casa entre medianeras, que en el número ocho de la calle Santillana de Sevilla ha sido ya sitiada por Marín-White Promociones Inmobiliarias, Sociedad Limitada, y cercada por los insectos xilófagos, que también anhelan devorarla; casa angustiada cuyo destino es idéntico al de aquella en la que pereció Aureliano Babilonia, el que fue concebido entre alacranes y mariposas amarillas, y que, según Gabriel García Márquez, no es otro que el de ser “arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres”. La destrucción de la casa significa, supone la destrucción del mundo.
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