Sanaa, Kazuyo Sejima + Ryue Nishizawa : 2008-2011 :
arquitectura inorgánica = inorganic architecture
El Croquis, Madrid : 2010
253 p. : principalmente il., planos
Ed. bilingüe español – inglés
En "El Croquis", N.155 (2011)
ISBN 9788488386649
Biblioteca Sbc Aprendizaje A-72(082) *CRO/155
Arquitectura inorgánica
Mohsen Mostafavi
¿Cómo pueden volverse efímeros los objetos físicos? ¿Cómo
puede la arquitectura alcanzar unas condiciones afectivas que la pongan en el
camino de su propia desaparición? ¿Cuál es el estado de la mediación entre el
acto de dibujar y el de construir y, en un sentido más amplio, cuál es el
proceso de la arquitectura? Sobre éstas y otras preguntas inciden los modos en
que Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa, tanto por separado como colectivamente en
SANAA, abordan la arquitectura. También quizá es el modo en que la arquitectura
los aborda a ellos; inicialmente como un esquema, un croquis, de un trazo
invariablemente tan fino que apenas resulta visible en relación con un emplazamiento
específico. Y, con todo, las relaciones son cruciales para SANAA. A fin de
explorar estas temáticas, el dibujo no sólo les sirve para examinar las
conexiones con un lugar en concreto, sino también para articular la claridad de
las relaciones interiores; si bien son las interrelaciones entre lo interior y
lo exterior las que hacen que muchos de sus proyectos resulten tan seductores y
relevantes para la práctica contemporánea de la disciplina.
SANAA no inicia sus proyectos con la imagen del edificio
sino con algo que tal vez pueda describirse como un período de descubrimiento. Oponen
una resistencia deliberada a la imagen visual y, en cambio, ponen todo su
empeño en las circunstancias preexistentes. Entre ellas, se cuentan los deseos
del cliente, las características y cualidades específicas del lugar y sus
propios intereses en un momento dado. De la combinación de todo este material,
surgen los ingredientes que configuran el abanico de opciones y posibilidades que
tienen ante sí. La importancia de su planteamiento reside en su renuencia
sistemática a una visualidad gestual e icónica que sea inmediata. En vez de
ello, parece que se propongan ganar tiempo, postergar las cosas, con la idea,
quizá, de descubrir algo a través de ese mismo aplazamiento. Es evidente que
esperan que el resultado final también les sorprenda a ellos. Quizá ahí resida la
clave de que sus obras siempre parezcan tan nuevas. Se observa un rasgo
identificable en su arquitectura, pero también el esfuerzo decidido de no convertir
ese rasgo en un estilo repetible que se suceda, por imitaciones, de un proyecto
al siguiente. Sin embargo, hay método en su trabajo, pero ese método, más que predecir
el resultado, lo que hace es dar forma al proceso.
SANAA forma parte de un reducido e influyente grupo de
arquitectos japoneses que suelen marcar el papel con un trazo muy fino; en su
caso, su trazo aún resulta más fino que en la mayoría. Si no fuera porque
muchos de sus edificios han sido completados, uno pensaría que esos dibujos son
simples diagramas de una arquitectura posible, que encontraría solución en un
tiempo por venir. Y sin embargo siguen insistiendo en dejar marcas sobre el
papel que desafían el uso del dibujo como simbólica representación descriptiva del
edificio. Ello resulta aún más evidente si tenemos en cuenta que sus dibujos a
menudo son demasiado sutiles como para transmitir un método constructivo
concreto. La naturaleza esquemática y abstracta de estas obras sobre papel
contribuye a desnaturalizar el dibujo como representación de un método
constructivo particular. En cambio, nos instan a prestar atención a las
relaciones entendidas como un todo. Aspiran a manifestar la totalidad
conceptual de un proyecto más que su imagen.
En este sentido, puede ser de utilidad comparar cualquiera
de sus casas con la típica casa construida en el típico solar suburbano por
cualquier promotor inmobiliario en Estados Unidos o de cualquier otro rincón
del mundo, que para el caso es lo mismo. Casi siempre, los promotores optan por
un modo de construcción particular y apriorístico que viene representado en sus
planos. El grosor de las paredes, las ventanas y las convenciones correctas
relativas al dibujo del giro de las puertas, aluden a un universo, a un conjunto
de convenciones habituales, que hallan expresión invariable en el convencionalismo
y normalidad de su arquitectura. No se critica aquí el uso de convenciones ni
tampoco el de materiales estandarizados, sino la consumada naturalización del
procedimiento estético, visual y espacial que hace que gran parte de los
resultados de la arquitectura contemporánea sean predecibles. Hemos aprendido a
aceptar la imagen de edificios que forman parte de una tradición y un modo de
construcción específicos, pero la arquitectura de SANAA socava nuestra
aceptación acrítica y acomodaticia de tradiciones falsas.
Al planear y dibujar un edificio, el esbozo puede dar una
impresión de claridad, cuando, en realidad, es en la realización de la
arquitectura en cuanto que estructura, artefacto, donde SANAA insinúa que
acometen la realidad de unos factores externos que escapan a su control. Esta
transición desde la claridad abstracta del dibujo hacia la contingencia
circunstancial de un proyecto representa, en sí misma, un camino cuyo tránsito
resulta extremadamente complejo. A menudo es difícil sustraerse a la tentación
de aceptar el camino más expedito, aceptando, en cambio, las circunstancias
dadas como si se trataran de la norma aceptada o distanciándose de la realidad
que está más allá de la más simple de las conexiones.
Enlaces
El Croquis | Sanaa, Kazuyo Sejima + Ryue Nishizawa : 2008-2011
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