Ciudad y transporte : el binomio imperfecto / Carme Miralles-Guasch.
Ariel, Barcelona : 2002.
250 p. : il.
Colección: Ariel Geografía
ISBN 8434434725
Materias:
Biblioteca Sbc Aprendizaje A-911.375 CIU
Binomio incivil
El crecimiento de las grandes urbes y el caos en los medios
de transporte obligan a racionalizar su planificación. El libro de Carme
Miralles aboga por la expansión limitada.
Salvador Giner | Babelia | El País, 2003-01-11
No hay algo llamado tránsito urbano que posea una entidad
propia. Como no hay tampoco algo, llamado ciudad, que sea independiente de su
propio tránsito y transporte. Pensamos en nuestras ciudades como si poseyeran
una red de transportes sin percatarnos de que esa misma red las constituye como
tales. El esfuerzo de la geógrafa y urbanista Carme Miralles, en esta notable
indagación, consiste precisamente en superar la visión simplista de que un
elemento es el causante del otro. De hecho, entrambos se entrelazan en un
proceso incesante de creación mutua hasta confundirse.
Los transportes urbanos, en teoría, son modos veloces de
conducirnos de un lugar a otro para el trabajo, el ocio, la gestión de nuestros
asuntos, el cultivo de la vida privada. En la práctica constituyen ellos mismos
nuestra vida cotidiana: el tiempo invertido, el modo de desplazamiento, los
encuentros y escapatorias que nos suministran, precisan, tanto como las
dificultades que ellos mismos engendran, una nueva consideración.
Sobre todo
ahora que su mera existencia ha redefinido el espacio público, el privado, la
interacción abierta, el anonimato y hasta la libertad y servidumbres de la
ciudadanía. Aunque el proceso es ya antiguo -léase el ensayo clásico de Georg
Simmel sobre la metrópolis y la vida espiritual de sus moradores, de 1902-,
cuando Copenhague inventó en 1954 la calle peatonal se inició una redefinición
del espacio urbano cuyas consecuencias aún vivimos hoy.
Carme Miralles fundamenta su diagnóstico general en un
estudio de las dos grandes metrópolis mediterráneas que no son capitales
estatales, Milán y Barcelona, a las que contrasta con la paradigmática capital
de Francia. Aunque el poder político se plasma en el espacio, la acumulación de
riqueza y la estructura social de cada ciudad, sorprende constatar lo mucho que
en común poseen París y las conurbaciones lombarda y catalana. Es como si la
implantación de redes de metro, autobuses, tranvías ayer (que vuelven) y el uso
masivo y congestionado de los vehículos privados estuviera homogeneizando
muchos aspectos de la vida urbana de los ciudadanos contemporáneos, estén donde
estén. No sería arriesgado generalizar a otros lugares a partir de un estudio
que toma tan sólo tres ciudades como fundamento.
Todas las ciudades se esfuerzan por ser distintas. Ay de
aquellas que no cultivan lo que los ingleses llaman su civic pride, ese orgullo de la inaprensible esencia de cada cual
que dinamiza su vida política, su industria, su deporte, su cultura. La
arquitectura y el urbanismo son la faz material de ese capital inaprensible que
posibilita tantas cosas. No obstante, precisamente a causa de ello, las urbes
modernas se hallan poseídas por una obsesión de su propia grandeza que puede
poner en peligro la amabilidad del entorno o el tamaño ideal que cada cual
precisa. Así, hoy muchas ciudades españolas quieren tener metro y redes de
cercanías, quieren ser grandes urbes centrales, ¿vale la pena rebasar el tamaño
ideal?, ¿no es mejor crear redes de ciudades medias, armoniosas y habitables?
La sostenibilidad, como Carme Miralles pone de relieve,
queda comprometida con una expansión urbana grandilocuente, que sólo el otro elemento
del binomio urbano, el transporte, hace posible. La política urbana tiene que
reorientarse hacia la recreación de barrios habitables, distancias más cortas
de desplazamiento laboral, identidades locales y espacios públicos íntimos,
"lugares para caminar", dice la autora, lejos de la arrogante
monumentalidad que hasta hoy mismo ha estado de rigor. Ello no entraña que haya
que volver a un parroquialismo agobiante, puesto que la urbe sigue siempre ahí,
milagroso bien público a nuestra disposición, para cultivo de la libertad.
La documentación gráfica, los mapas y la clara presentación
de los datos de París, Milán y Barcelona no sólo harán las delicias del lector,
sino que le invitarán a reflexionar sobre un proceso fácilmente extendible a
muchas otras ciudades y sobre lo que es preciso hacer para transformar este
binomio tan imperfecto entre transporte y ciudad en algo más llevadero.
Fuente
El crecimiento de las grandes urbes y el caos en los medios
de transporte obligan a racionalizar su planificación. El libro de Carme
Miralles aboga por la expansión limitada.
Salvador Giner | Babelia | El País, 2003-01-11