jueves, 20 de noviembre de 2014

#libros #historia | Historias de la Avenida. I, Impares

Historias de la Avenida. I, Impares / Juan José Fdz. Beobide, Lola Horcajo, Carlos Blasco.
Estella : Gráficas Lizarra, 2014.
216 p. : il.
Datos tomados de la cub. Número monográfico de : Comercios donostiarras [ISSN 2171-6803, n. 6 (2014)

/ ES / Libros / ArkiDat / Donostia-San Sebastián – Historia / Fotografía documental / Tiendas - Decoración / Tiendas - Gipuzkoa

📘 Ed. impresa
Cita APA-7: Fernández Beobide, Juan José, Horcajo, Lola, & Blasco Olaetxea, Carlos (2014). Historias de la Avenida. Vol. I, impares. Gráficas Lizarra.
ehuBiblioteka BCG A-725.21 HIS/I
https://ehu.on.worldcat.org/oclc/932792354

Este trabajo recoge la historia de los comercios más emblemáticos que se han instalado, a lo largo de la historia, en la Avenida de la Libertad. Dado el importante número de ellos, se han dividido en dos partes. En este libro se cuenta la historia de los números impares.

La metamorfosis de la Avenida
La serie ‘Comercios donostiarras’ publica la primera parte de su especial dedicado a los establecimientos de la antaño arteria principal de la ciudad. Sus tiendas han perdido categoría y personalidad, y la desaparición de sus cafés le ha quitado vida.
Marco Rodrigo | Noticias de Gipuzkoa, 2014-08-26
http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2014/08/26/vecinos/donostia/la-metamorfosis-de-la-avenida

Son 218 páginas en total, y recogen historias, anécdotas y curiosidades de los comercios de la Avenida de la Libertad. “Solo los de la acera de los números impares, la más alejada del Boulevard. Ya que este libro se publica en verano, elegimos el lado de la sombra”, bromea Lola Horcajo, coautora de la obra, que ha elaborado junto a Juan José Fernández Behobide y Carlos Blasco. Esta historiadora donostiarra explica que la edición de los números pares saldrá a la luz “hacia Navidad”. Mientras, la sexta unidad de la serie “Comercios donostiarras” está gozando de una muy buena aceptación.

Así ocurre, en gran parte, porque la Avenida de la Libertad, “antaño Avenida de la Reina, y Avenida de España durante dictadura de Franco”, fue durante muchos años la “arteria principal de la ciudad”, explica Lola Horcajo. “Las murallas de la Parte Vieja se derribaron hace 150 años. El Boulevard se convirtió en el nexo de unión entre la zona antigua y nueva de la ciudad. Y cinco años después ya comenzó a construirse en la Avenida. Se concibió como la arteria que atravesaba Donostia desde la playa hasta el puente de Santa Catalina, el único que había entonces, y que funcionaba como la principal salida de la ciudad”.

Horcajo precisa que la vía enseguida pasó a figurar “en el punto de mira de todos aquellos que querían abrir un comercio de referencia en la ciudad”. La zona enseguida comenzó a ganar en reputación, una inercia que quizás alcanzó su punto más significativo en el año 1920. “Fue en una de las manzanas centrales, la del Banco Guipuzcoano. De allí se eliminó la edificación anterior, la del Hotel du Palais, y en la nueva construcción se ubicaron comercios de referencia: Derby en la esquina con Getaria, Nerecán y la joyería Epelde. Se trata de una manzana en la que, en el libro, hacemos mucho hincapié”, resume Lola Horcajo.

Una manzana cuya evolución reciente, además, también resulta muy significativa. Durante los últimos lustros, “Derby ha dado paso a Pimkie. Y Massimmo Dutti ha ocupado gran parte de los antiguos establecimientos”, detalla la coautora del libro, en referencia a un fenómeno que se ha producido en el resto de la Avenida. “Los antiguos comercios se han ido sustituyendo por otros que, quizás, no dan el nivel de lo que nosotros pensábamos que era la Avenida. Más allá de los precios de sus artículos, hablo de que las nuevas tiendas pertenecen a cadenas multinacionales, no son exclusivas. Son tiendas que encuentras en la Avenida, en otros puntos de Donostia, en otras ciudades e incluso en otros países. No son comercios con personalidad, que es lo que está perdiendo la Avenida”, indica Horcajo.

En cualquier caso, la metamorfosis de la Avenida no atañe únicamente a lo comercial. También afecta a lo social. Y, en este sentido, el mejor botón de muestra es la desaparición casi total de todas las cafeterías de la vía. “Ya solo queda el Avenida XXI. Al margen de alguna heladería, no existe nada más, cuando antes la Avenida de la Libertad suponía el principal punto de encuentro de la ciudad. En verano, las terrazas estaban llenas. Además, las crónicas recuerdan igualmente que los niños disfrutaban viendo los escaparates de los numerosísimos bazares y jugueterías. Todo eso ya no se da y, como consecuencia de ello, ahora la Avenida queda prácticamente muerta una vez que concluye el horario comercial. Es algo que me da mucha pena”, asevera Lola Horcajo, quien no deja de lado el optimismo de cara a un posible regeneración futura de la zona.

espionaje entre costuras El libro recoge de forma detallada, y con interesantes y curiosas ilustraciones, la historia de los comercios de la acera impar de la Avenida. Y además, al margen de los datos objetivos, se adentra también en numerosas anécdotas, como la de Itziar Múgica, de la tienda de moda y sombreros Hermanas Múgica. “Es algo que puede estar de relativa actualidad, tras el éxito de la serie televisiva “El tiempo entre costuras”. Múgica era de familia nacionalista, y vivió trabajando la Guerra Civil, así como el exilio del Gobierno Vasco en París”, precisa Horcajo.

“Con la excusa de que Donostia había quedado aislada y ella tenía que acudir a Francia para descubrir nuevas tendencias, logró viajar varias veces a la capital gala. Lo hizo tras entablar amistad con la mujer de un reputado General. Se desplazaban en coche y ella escondía en su sombrero listas de futuros represaliados. Cuentan que así salvó muchas vidas. Luego fue descubierta por la Gestapo y detenida, pero se libró de ser ejecutada y al tiempo regresó a Donostia”. Es una de las muchas historias relatadas en el libro.

Avenida: un siglo de élite comercial
Lola Horcajo, Juan José Fernández Beobide y Carlos Blasco publican 'Historias de la avenida I'
El libro repasa la historia de los reputados establecimientos de esta arteria comercial, punto de encuentro de donostiarras y de consumo de la realeza
Aingeru Munguía | El Diario Vasco, 2014-08-16
http://www.diariovasco.com/san-sebastian/201408/16/avenida-siglo-elite-comercial-201408160902.html

Antes de ser calle fue Camino Real, luego avenida de la Reina, de la Libertad, de España y, finalmente, Avenida de la Libertad de nuevo. Quizá por tanto cambio los donostiarras la llaman 'la Avenida'. Tras el derribo de las murallas (1864) y el desarrollo del Ensanche, ha sido durante más de un siglo la gran arteria comercial de la ciudad junto al Boulevard. Allí han estado los mejores hoteles, cafés, tiendas de moda, bazares y joyerías. Los bancos llegaron en la última etapa, salvo el Guipuzcoano (1902) que ahí sigue, pero por sus aceras paseaban reyes. Varios de sus establecimientos ostentaron el título de proveedores de la Casa Real. Fue la calle de los cafés cinco estrellas, del hotel de Londres, de sastrerías como Derby o Gutiérrez, de papelerías como Nerecan, de joyerías como Luis Sanz, Beldarrain, o Epelde, y de tiendas como Pluviax, Múgica Hermanas, Ramón Hernández, Calzados la Imperial o Elisa Arin. Solo por hablar de la acera de los impares. Los historiadores Juan José Fernández Beobide, Lola Horcajo y Carlos Blasco han recogido siglo y medio de establecimientos comerciales en su sexta publicación sobre los comercios donostiarras, y dejarán para más adelante el repaso a la historia de los comercios de los portales pares.

El libro, que se podrá adquirir a partir del lunes en las librerías, es una continuación de las publicaciones sobre pastelerías donostiarras, ultramarinos, cafés y cafeterías, y del libro publicado con ocasión del centenario de cinco edificios emblemáticos. El ejemplar muestra a lo largo de 212 páginas, con una gran profusión de imágenes, cómo eran los comercios y la vida de los donostiarras «en la arteria principal de la ciudad», según explica Lola Horcajo. El derribo de las murallas (1864) propició una rápida expansión urbana, con la avenida como gran eje que permitía enlazar con el entonces único puente sobre el río, el de Santa Catalina. A finales del siglo XIX la avenida ya contaba con varios edificios y acogía los primeros cafés que aprovechaban el desarrollo de la ciudad balnearia al calor del casino recién inaugurado en 1887 (el actual Ayuntamiento).

La avenida acogió cafés de la importancia del Gran Café Kutz (esquina con el paseo de los Fueros), el Royalty, el Gran Café Rihn y, más en nuestros días, las populares cafeterías Mónaco y California, la primera que ofreció sandwiches, tortitas, batidos y platos combinados, o el histórico Café Madrid (1926-73).

Pescar desde casa
A finales del siglo XIX, en el edificio de los números 7-9, entre Etxaide y Bergara, dicen los descendientes de sus primitivos moradores que desde sus casas «se podía pescar». El Urumea aún no estaba encauzado y las aguas del río formaban una ensenada que llegaba hasta la actual calle san Marcial. En los cafés de principios de siglo tocaban músicos de renombre como Larrocha o Sorozabal y la condesa de la Laguna acudía a los salones del Gran Café Rihn tras el casino para degustar los cangrejos.

En la avenida se ubicó el mejor hotel de la ciudad, el Gran Hotel de Londres, el de más prestigio hasta la construcción en 1912 del hotel María Cristina. En 1900 se vendió una parte de esa manzana entre Fuenterrabía y Getaria para construir el Banco Guipuzcoano. El establecimiento financiero se hizo finalmente con toda la manzana y levantó allí en 1903 el Hotel du Palais, que entró en crisis con la I Guerra Mundial. La parcela quedó finalmente en manos de la Caja de Ahorros Provincial, que construyó entre 1917 y 1921, con proyecto de Ramón Cortázar, el imponente edificio de cinco casas que conocemos hoy. En su planta baja se establecieron a lo largo de la historia emblemáticos comercios como Derby (1920-2000). Moda inglesa y decoración inglesa. Hasta la madera de caoba que adornaba la tienda se trajo de Londres. Ocho personas atendían en la camisería y la sastrería, otras 30 trabajaban en el taller y además tenía una cajera, un mozo y un botones. Se hicieron famosas las 'tebas' que vendió el establecimiento, que las popularizó tras vérsela puesta al conde de Teba en una ocasión que entró con ella en la tienda. Pero es que esta manzana acogió al establecimiento de máquinas de coser Singer (1920-85), la histórica papelería y copistería Nerecan (1921-2002), y la joyería Epelde (1920-2005). Esta tienda no solo ofrecía joyería sino óptica. El rey Alfonso XIII compró un binocular para poder contemplar las regatas y al poco tiempo llegó a la tienda un funcionario para ofrecer al establecimiento el título de Proveedor de la Casa Real. Este emblemático comercio diseñó también la Copa de Oro que hoy se entrega al ganador de la carrera de caballos más importante de la temporada hípica donostiarra.

La sombrerería de las Hermanas Múgica, en la placita del Guipuzcoano (hoy, Lottusse) fue una institución, incluso entre la familia real. Una sobrina nieta de las fundadoras, Itziar Múgica, formó parte de una red de espionaje durante la Guerra Civil. Su misión era llevar a París información de los condenados a muerte en la cárcel de Ondarreta. Introdujo la información en los forros de los sombreros y convenció a una clienta, mujer de un general, para que la llevará con ella a París con la excusa de traerse a San Sebastián los últimos diseños de la capital francesa. Cuando los nazis ocuparon Francia en la II Guerra Mundial destaparon en 1940 esta red de espionaje e Itziar fue encarcelada y condenada a muerte. En 1945 tras perder la guerra los alemanes, Itziar fue excarcelada.

La avenida fue sede de grandes bazares como Araluce, Picadilly, Zaragozano, Ayani, Munoa... Y también de populares tiendas como Calzados la Imperial que en 1962 traspasó el local de la esquina con la calle Loiola a Ayestaran, lo que catapultó a esta empresa que había iniciado su andadura en 1947 en la calle Elcano. En los buenos tiempos «el primer día de rebajas se llegaba a vender 900 pares». Los tataranietos de Antonio Ayestaran, el 'guantero' -hacia guantes para los pelotaris en Iparralde-, tienen hoy dos tiendas en la avenida, otra en la calle Fuenterrabía y una cuarta en Elcano. Pero es que en la avenida se creó en 1948 la muñeca Mari Cris, abrió su establecimiento Willy Koch y reputados empresarios como el joyero Luis Sanz tuvieron sus tiendas y engrandecieron el prestigio del comercio donostiarra.

ENLACES
Web | Comercios donostiarras
http://www.comerciosdonostiarras.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario