domingo, 1 de julio de 2018

#monograficos #arquitectura | AV : monografías 205 | Jorn Utzon : 1918-2008

Jorn Utzon : 1918-2008 / [director = editor, Luis Fernández Galiano].
Arquitectura Viva, Madrid : 2018.
110 p. : fot., planos.
Ed. bilingüe español e inglés.
En : AV : monografías = monographs, n. 205 (2018).
ISBN 9788409009862

Arquitectura -- Siglo XX.
Utzon, Jorn, 1918 -
Sbc Aprendizaje A-72(082) *AVM/205
http://millennium.ehu.es/record=b1878245~S1*spi

It has been one hundred years since the birth of Jørn Utzon (1918-2008), the visionary Dane who was only 38 years old when he won the competition to build the Sydney Opera House. 'AV' marks the occasion covering his legacy in a monograph featuring six canonical works along with six articles by international critics. Richard Weston ponders on the sources of inspiration in Utzon's creative process, Marja-Riitta Norri contributes a Nordic approach to the courtyard houses, Françoise Fromonot recalls the research carried out to write her monograph on the Sydney Opera House, the unbuilt projects are covered by Enrique Sobejano, Kenneth Frampton focuses on Bagsværd Church, and Rafael Moneo, who worked with Utzon in 1961, writes about the two Mallorca houses.

Gran danés centenario / Luis Fernández-Galiano

Para celebrar su veinticinco aniversario, el premio Pritzker se otorgó en 2003 a un gran danés que un cuarto de siglo antes era ya historia. En 1978 Jørn Utzon recibió la medalla de oro del Royal Institute of British Architects, y por entonces su vida creativa estaba sustancialmente completa. Cinco años antes, las cáscaras crustáceas hinchadas por el viento de la Ópera de Sídney se habían abierto a una navegación agridulce, tras un largo proceso de desencuentros que en 1966 habían alejado finalmente al arquitecto de la obra y del país; y mientras el que ya era símbolo de Australia se inauguraba en ausencia de su autor, Utzon proyectaba el que sería su último ‘capolavoro’, la iglesia de Bagsværd, un exquisito cobertizo claustral de cubiertas de chapa y techos ondulantes de hormigón en las afueras de su Copenhague natal, que al terminarse en 1976 cerró un itinerario de fascinante inventiva formal.

Atrás quedaba la topografía vernácula de las casas Kingo, con el talento paisajístico de sus patios en secuencia y la sensibilidad táctil de sus fábricas de ladrillo, diseñadas poco antes del concurso de la Ópera que en 1957 había otorgado a Utzon el premio equívoco de la fama, y extendidas poco después con otra modélica realización residencial, el conjunto de Fredensborg; atrás también el insólito proyecto de museo para el artista Asger Jorn, un racimo de tinajas o cocos enterrados y enredados de rampas que reúnen la Einsteinturm y el Guggenheim neoyorquino con Kiesler y Ronchamp; atrás su primera casa en Mallorca, un recinto grave y arcaico construido con piedra, geometría y luz, en el que se recluiría a partir de 1973; y atrás el proyecto definitivo de la Asamblea Nacional de Kuwait, un bazar laberíntico en penumbra y unos pórticos solemnes de toldos de hormigón con ecos de Chandigarh.

Cuando Utzon se convierte en mallorquín honorario y secreto, el arquitecto escandinavo es ya reconocido como uno de los grandes maestros de la segunda mitad del siglo: un discípulo del Aalto cuyas huellas se hallan por doquier, desde los abanicos de las casas Birkehøj a las olas de Bagsværd, pero también un creador independiente que dialoga en igualdad con la obra tardía de Wright y Le Corbusier, y con los proyectos contemporáneos de Tange, Niemeyer o Kahn; un humanista lacónico que reconcilia la industrialización tectónica con los arquetipos preindustriales, y la construcción por elementos de la modernidad con la elocuencia intemporal de las arquitecturas anónimas o históricas recorridas en sus viajes testarudos; y un innovador formal que cristaliza en hallazgos como la plataforma coronada por un dosel de cubiertas ingrávidas la esencia lírica de su exploración arquitectónica.

Hasta su muerte en 2008, el héroe extraviado en su refugio insular fue objeto de numerosas recuperaciones críticas: algunos lo destacaron como el visionario expresionista y ecléctico que en Sídney alumbró las construcciones mediáticas de la sociedad del espectáculo; otros eligieron la sabiduría orgánica de sus obras residenciales, subrayando la elegancia en sordina de los conjuntos daneses o las casas mallorquinas; y no faltaron los que reconstruyeron su trayectoria desde las estéticas situacionistas de lo informe, emplazando el proyecto para Jorn y la conexión CoBrA en el núcleo cordial de su experiencia artística. En esta coyuntura centenaria me atrevo a poner el foco sobre la Asamblea de Kuwait, que sólo pude visitar tras haber sido dañada en la Guerra del Golfo, pero cuya monumental prefabricación arquitrabada sigue siendo una fuente caudalosa de inteligencia geométrica y emoción poética.

No hay comentarios:

Publicar un comentario