Siruela, Madrid : 2006.
394 p. : il.
Colección: El Ojo del Tiempo ; 65
ISBN 9788498415865
Materias:
Arquitectura -- Historia
Biblioteca Sbc Aprendizaje A-72(091) VID
OPAC Millennium
«Hollis combina una actitud iconoclasta con un brillante estilo para
crear una especie de contrahistoria de la arquitectura y narra la
biografía posterior de esos “maravillosos y quiméricos monstruos” que
son los edificios.» Washington Post
Un edificio nace con la expectativa de permanecer para siempre, pero un edificio es un ser voluble: es habitado y modificado, y su existencia habla de una constante y curiosa transformación. Edward Hollis vuelve a imaginar la historia de la arquitectura de una forma radical y hace un seguimiento de trece edificios para revelarnos la historia oculta del Partenón y la Alhambra, de la catedral de Gloucester y Santa Sofía, de Sans Souci y Notre Dame de París, del Templo Malatestiano y Loreto. Pero también explora monumentos recientes, desde los legendarios Hulme Crescents de Manchester hasta el Muro de Berlín y los parques temáticos de fibra de vidrio de Las Vegas.
Enlaces
Siruela | La vida secreta de los edificios
http://www.siruela.com/novedades.php?&id_libro=1803
El mundo escrito en las paredes
“Las Vegas es como lo haría Dios si tuviera dinero”, dijo su
promotor. La ciudad del juego forma parte de un repaso apasionante por la
historia de 13 lugares icónicos
Anatxu Zabalbeascoa | El País, 2012-08-11
“La gente daba por sentado que las ruinas romanas habían
sido construidas por gigantes o demonios o de forma milagrosa, pero Brunelleschi
se mofaba de semejantes cuentos de viejas y se aplicó a medir los edificios. De
vuelta en Florencia, se valió de las cosas que había aprendido para superar los
edificios de los que las había aprendido”. Los edificios se transforman en la
misma medida en que se conservan. En Europa occidental han devenido piezas
estáticas de un museo monumental, pero en otros lugares se sigue robando,
copiando y restaurando inmuebles antiguos. Contrariando a Goethe, Edward Hollis no cree que la
arquitectura sea música congelada. Está convencido de que es cambio y que eso
le permite sobrevivir. Así, sostiene que la ruina de los monumentos ha sido
siempre un primer paso para su posterior resurrección y reconversión. Por eso,
el relato que traza sobre la vida de 13 obras demuestra que la mejor
arquitectura puede leerse y releerse muchas veces. La Alhambra, por ejemplo, revelaba
su significado a aquellos que querían leerlo, “pero el emperador Carlos V no
sabía y se sentaba solo en su estrado real del harén, satisfecho con que el
palacio fuera patrimonio suyo”.
Las sucesivas destrucciones del Partenón de Atenas a manos
de una liga santa de cristianos, de un terremoto, de los hurtos de los
campesinos de la acrópolis o de los del bienintencionado Lord Elgin —que pidió
a Canova que restaurara las estatuas de Fidias al tiempo que llenaba el
cobertizo de su jardín de Park Lane de mármoles decapitados— conviven en este
libro con la cantera de reliquias que es hoy lo que un día fuera el fin del
mundo: el muro de Berlín. Por su parte, la historia de la ubicua
Santa Casa, como la historia de la Virgen, se ha convertido en un cuento de
reproducción milagrosa: casi un centenar de lugares del planeta reclamando como
propia la supuesta vivienda de la madre de Dios. Hollis sostiene que, como una
devoción o una oración, la casa debe repetirse una y otra vez. Pero también
Notre Dame de París podría juzgarse ruina y milagro, ya que fue restaurada en
el siglo XIX no de acuerdo al templo original —iniciado más de tres siglos
antes—, sino conforme a cómo Victor Hugo lo
describió en aquella novela en la que la catedral era morada del jorobado
Quasimodo.
Cuentos contados con ladrillos, edificios que —como la
basílica de San Marcos, en Venecia, o el Muro de las Lamentaciones, en
Jerusalén— son más campo de batalla que escenario de la civilización, la
contrahistoria de la arquitectura explicada a partir de sus dificultades es lo
que encierra este libro erudito y fascinante. Poco importa que el lector crea
conocer los monumentos de los que habla Hollis, otras verdades afloran en
páginas para las que el autor se ha convertido en un radar capaz de viajar por
el espacio y el tiempo de los monumentos y, lo que es lo mismo, de las ruinas
del mundo. El cuidado con el que narra este arquitecto y profesor del College
of Art de Edimburgo personifica la arquitectura. Los mejores edificios no
desafían el paso del tiempo, invitan a gozarlo.
Así, las 13 obras (dos de ellas
muros) que incluye el libro solo encuentran explicación en la historia de la
humanidad. Los papas y los monarcas van de la mano de albañiles que no son
ignorantes artesanos, sino hombres cultivados y libres, y Sheldon
G. Adelson se reinventa a sí mismo al tiempo que reinventa Venecia en un desierto de Las
Vegas mientras la ciudadanía de la Serenísima protesta en la Piazza San Marco
bajo una pancarta que reza “Venecia no es un hotel”. “Las Vegas es más o menos
como lo haría Dios si tuviera dinero”, declaró Adelson, sabedor de que el miedo
y la ambición de poder que encierran las religiones están detrás de las grandes
obras.
Admitiendo que tras Hiroshima la manera de crear ruinas ya
no puede ser la misma —“los relojes se pararon en el momento de la explosión”—,
Hollis recuerda que, como Venecia, que decidió robar un pasado para construirse
un futuro, “Las Vegas es una ciudad fabricada a partir de las imágenes robadas
a otras”. También Notre Dame es una ficción romántica, que destruyó tanto como
conservó, salida de la mano de Viollet-le-Duc. Al final, restaurar un edificio
“no es conservarlo o repararlo, sino restablecerlo a un estado de integridad
que tal vez nunca existió”. Por eso, este libro enciende una luz para quien no
se haya parado a pensar en la historia como en un cuento. El libro le mira al
mundo a los ojos. Siendo crítico, documentado e inmisericorde, muestra también
la embriagadora pasión que ha llevado a su autor a indagar en edificios que
explican la paradójica historia de la humanidad. Si la ceguera del tiempo y la
estupidez del hombre ocultan los secretos de muchos inmuebles, Hollis desvela
magistralmente el camino de salida de esos laberintos verticales.
Fuente
“Las Vegas es como lo haría Dios si tuviera dinero”, dijo su
promotor. La ciudad del juego forma parte de un repaso apasionante por la
historia de 13 lugares icónicos
Anatxu Zabalbeascoa | El País, 2012-08-11
Documentación
"La vida secreta de los edificios" relata los
detalles que se ocultan tras algunos grandes edificios. Edward Hollis ha
elegido desde el Partenón o la Alhambra de Granada, hasta el muro de Berlín.
M. José Díaz de Tuesta | El País, 2012-03-09
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