En: Cercha, n. 109 (2011 Octubre) , p. [74]-80.
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Biblioteca UPV/EHU | Revista
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TEXTO COMPLETO | CGATE · Cercha
http://www.arquitectura-tecnica.com/CERCHA/109.pdf
Un siglo después de su construcción, los almacenes de la Alhódiga de Bilbao tienen una nueva vida, gracias a una intervención que, mezclando austeridad y eclecticismo, mantiene el caparazón modernista. Los vinos, aceites y mercancías afines ahora tienen un carácter mucho más cultural.
Desde su cese como alhóndiga en 1977, el deterioro acechaba a esta pieza urbana de singular arquitectura e importantes dimensiones. La iniciativa adoptada por el Ayuntamiento de Bilbao para este inmueble, consistente en su habilitación como Centro Cívico, Cultural y Deportivo implica su recuperación funcional y supone una posibilidad para la reanimación de la vida cotidiana de su entorno, así como un refuerzo para el equipamiento público en el área del ensanche.
El nuevo equipamiento se distribuye en 12 plantas: cinco sótanos de nueva construcción, destinados íntegramente a garajes; dos plantas semisótano que absorben el desnivel de las calles que rodean al edificio original (también de nueva construcción y conviviendo con la cimentación del edificio de principios de siglo), y cinco plantas sobre rasante (en la que coexisten las crujías perimetrales mantenidas junto con los tres bloques nuevos generados en el vacío interior de la manzana). En los semisótanos se ubican usos que necesitan unas cualidades especiales de control de iluminación ambiente, aislamiento de ruidos, etcétera y requieren de espacios diáfanos amplios, pero de uso íntimo, como son la sala de exposiciones, las salas de cines y el auditorio. Por encima, se aglutina el uso más social, de vivir el edificio, donde es posible desde leer el periódico en la mediateca, tomar un café, nadar en la piscina e, incluso, tomar el sol.
ARKIDAT
AlhóndigaBilbao, Bilbao / Philippe Starck
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