Antonio Machado, Madrid : 2017.
174 p.
Colección: Pensamiento ; 46.
ISBN 9788477747963
Calles.
Ciudades en la literatura.
Urbanismo -- Aspecto social
Sbc Aprendizaje A-711.7 EST
http://millennium.ehu.es/record=b1871884~S1*spi
Este libro no es solo un libro sobre urbanismo o sobre arquitectura, tampoco es un libro sobre historia o poesía, no es un libro sobre viajes o literatura, es todo esto y mucho más. Con una prosa que vaga de una idea a otra con la libertad que Kahn se otorga, nos lleva a las calles de Pompeya, pero no a una esplendorosa ciudad antigua, nos cuenta la historia de la gente común, gente que nos ha dejado legados de una vida corriente, incluso que ha tenido tiempo de dejarnos mensajes escritos en los muros de la ciudad; después nos desplaza a Oriente para contarnos cómo son las calles de ‘Las mil y una noches’, de cómo viven entre estrechos y sinuosos recorridos, no los califas, sino la gente que recorre y suda por sus calles, que se desplazan del puerto a los zocos, o la Ámsterdam de los canales, tan parecida a Venecia y a la vez tan particular, con sus comerciantes o sus artistas, y principalmente París, con sus estatuas, puentes o plazas, pero también de sus edificios, con sus cañerías, los váteres o las lámparas que iluminan los carteles que adornan sus fachadas.
Las historias que Kahn nos va relatando, de amoríos imposibles o sublimes, borrachos en fiestas interminables, célebres asesinatos o timadores en busca de imprudentes transeúntes, no son inocentes, como tampoco lo son las ciudades, ya sean antiguas o modernas, la ciudad es el marco y también el escenario de la vida y en este ensayo lo que nos está invitando a hacer el autor es aprender a vivir sus calles, dejar vagar la imaginación libremente con nuestros deseos y recuerdos, ya que cada calle es un lienzo de leyenda y de crónica.
‘La estética de la calle’, de Gustave Kahn.
Ricardo Martínez | Culturamas, 2017-11-27
http://www.culturamas.es/blog/2017/11/27/la-estetica-de-la-calle-de-gustave-kahn/
¿Prosa urbana? Prosa sutil, sin duda. Muy bien confeccionada, con un sentido estético digno de mención: “Al día siguiente, se llevó a la reina a la ciudad, y en particular la casa de la Compañía de las Indias Orientales. Su interior es una curiosa amalgama de palacios y almacenes, casi de bazares cuyas galerías, separadas por tapias de madera, servían para apilar las mercaderías arribadas: fastuosos despachos y naves atestadas pared con pared; se veían pinturas colgadas que reproducían la China y el Japón: los palacios de los reyes del Japón y sobre todo, bien destacados, los planos y la representación de la ciudad de Batavia, el Ámsterdam más allá de los mares, la ciudad-hija que expedía las riquezas maduradas por su sol” Aquí el lector apreciará precisión en el lenguaje, capacidad descriptiva, agilidad en el tono que parece como adaptarse al mirar… En fin, una literatura sencilla y veraz que es capaz de captar la atención y la inteligencia del que lee.
El libro es original y contenedor de una prosa literaria extraordinariamente limpia, didáctica en el mejor sentido de expresividad y eficacia. El texto constituye, por esto, un discurso infrecuente por cuanto podría decirse que el argumento no está tanto en una idea preconcebida de inicio, sino que éste fluye de continuo entre las descripciones abiertas, libres, y a la vez implicadoras en cuanto que lo narrado adquiere significación por sí propio: es una prosa sencillamente inteligente: “Hallaron un análogo a los polvos del siglo XVIII, una coquetería igualmente paradójica en los rubios de oro apócrifo: obtuvieron, en ocasiones para conducirlo, un cochecito de madera barnizada que parece un juguete, fueron la mancha de color brillante de las escaleras frías y monumentales de los edificios oficiales, hasta que les alzaron uno en París en el que, al igual que en Venecia, los materiales coloridos recordaban en las paredes sus notas abigarradas. La Ópera fue el primer manifiesto del nuevo régimen”
Pocas veces se nos da el toparnos con una narrativa tan eficazmente brillante, sin pretensiones más allá de poner ante los sentidos del lector el placer de observar, de escuchar, de leer.
Un precioso ejercicio del decir contando, describiendo, narrando por lo llano. La calle como rememoración de la vida, casi nada.
El libro es original y contenedor de una prosa literaria extraordinariamente limpia, didáctica en el mejor sentido de expresividad y eficacia. El texto constituye, por esto, un discurso infrecuente por cuanto podría decirse que el argumento no está tanto en una idea preconcebida de inicio, sino que éste fluye de continuo entre las descripciones abiertas, libres, y a la vez implicadoras en cuanto que lo narrado adquiere significación por sí propio: es una prosa sencillamente inteligente: “Hallaron un análogo a los polvos del siglo XVIII, una coquetería igualmente paradójica en los rubios de oro apócrifo: obtuvieron, en ocasiones para conducirlo, un cochecito de madera barnizada que parece un juguete, fueron la mancha de color brillante de las escaleras frías y monumentales de los edificios oficiales, hasta que les alzaron uno en París en el que, al igual que en Venecia, los materiales coloridos recordaban en las paredes sus notas abigarradas. La Ópera fue el primer manifiesto del nuevo régimen”
Pocas veces se nos da el toparnos con una narrativa tan eficazmente brillante, sin pretensiones más allá de poner ante los sentidos del lector el placer de observar, de escuchar, de leer.
Un precioso ejercicio del decir contando, describiendo, narrando por lo llano. La calle como rememoración de la vida, casi nada.
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