El Palacete de la Moncloa : su pasado y su presente / por Joaquín Ezquerra del Bayo
Palacio de la Presidencia, Madrid : 2009
68 p., LII lám.
Precede al tít. : Sociedad Española de Amigos del Arte
Reprod. facs. de la ed. de : Madrid : Espasa-Calpe, 1929
Materias:
Palacios -- Madrid (Comunidad Autónoma)
Eficicios presidenciales
Palacio de la Moncloa (Madrid)
Madrid.
Biblioteca Sbc Aprendizaje A-725.17 PAL
OPAC Millennium
|
Imagen: El País |
Tres siglos de vida privada en La Moncloa
Un libro recorre desde sus orígenes hasta hoy los secretos del edificio presidencia.El predio procede del conde de Monclova, que lo adquirió en 1614. Desde 1977, con Adolfo Suárez, es la vivienda de los presidentes. Machado y Azaña, entre los asiduos que paseaban por los jardines. En sus estancias, hoy funcionales y sin lujos, pasó 14 años Felipe González.
Rafael Fraguas | El País, 2010-04-01
El cauce excavado durante milenios por las aguas del
Manzanares en el Poniente de Madrid alza en el confín noroeste de la
Ciudad Universitaria un mirador excepcional. Una veintena de metros
separan la atalaya del lecho del río. En las mañanas de primavera, la
vista desde allí se esparce mullidamente sobre las copas verdeoscuras de
los árboles situados enfrente, en la Casa de Campo. Del río asciende
una brisa que aroma la atmósfera y dialoga en lontananza con las cumbres
de la sierra del Guadarrama, resplandecientes hoy por las nieves de
días atrás. Tal es el escenario de un fragmento vivo de la historia de
Madrid, el palacete de la Moncloa y sus jardines, que proceden del siglo
XVII y albergan desde 1977, con Adolfo Suárez, la sede de Presidencia
del Gobierno.
La belleza del paraje explica por qué uno de sus propietarios fuera
el marqués del Carpio y Eliches, dueño de tesoros del arte universal
como la
Venus del espejo, de Diego Velázquez, o una
Madonna
de Rafael. El nombre del lugar procede del tercer conde de Monclova,
que adquirió la heredad por venta real en 1614. Un libro recién
publicado por Presidencia (en edición restringida),
El palacete de la Moncloa,
de Juan Antonio González Cárceles, cuenta la historia de este enclave,
monumento nacional desde 1923. Por razones de seguridad es aún muy
desconocido por el público.
Décadas atrás, sin embargo, entre 1930
y 1936, gracias a un tranvía de la línea 22 que procedía de
Embajadores, este paraje único estuvo frecuentado por numerosos
visitantes cautivados por la amenidad de siete jardines y el rumor de 14
fuentes. Entre los asiduos, el poeta Antonio Machado, que por las
frondosas arboledas y los umbríos jardincillos se extasió de los sabores
de un amor prohibido con Pilar Valderrama,
Guiomar en sus
poemas. Manuel Azaña, presidente de la República, confesó haber
descubierto en las veredas, parterres y horizontes de La Moncloa la
emoción del paisaje.
Un paisaje compartido y contemplado en épocas posteriores por invitados extranjeros de nombradía, como Haile Selassie,
Negus de Etiopía; el
sahanshar,
rey de reyes persa Mohamed Reza Pahlevi; o Richard Nixon, presidente de
los EE UU de América. Y ello porque el reinventado palacete de la
Moncloa, que resultó completamente destruido durante la Guerra Civil por
hallarse en primera línea del frente, fue reedificado en 1953 bajo la
dictadura del general Franco para huéspedes de Estado.
Primero se concibió como residencia de
su alteza
el Jalifa de Marruecos, a la sazón semi colonia española. Quizá por
ello la zona trasera del edificio se proyectó cubierta de numerosas
celosías. La participación de tropas marroquíes en la contienda civil en
el bando del dictador, también y precisamente en ese mismo enclave,
permitiría explicar tal deferencia hacia el líder político-religioso del
país vecino.
Así lo ideó en sus primeros bocetos el arquitecto
Diego Méndez -870 grandes obras y proyectos, en su mayor parte
encomiendas estatales, como el Valle de los Caídos-. En 1948 Méndez ideó
para La Moncloa reconstruir un nuevo palacete inspirándose en la casita
del Labrador de Aranjuez. Según sus propias anotaciones, la
reconstrucción costó 20.255.394,86 pesetas de entonces, la dolorosa
posguerra autárquica de Franco.
De estilo historicista, a base de
ladrillo y piedra caliza, el edificio tiene hoy cubiertas empizarradas
al modo escurialense; cuenta con dos plantas y otra abuhardillada, más
sellos de caliza con relieves en los áticos; fachada con hornacinas y,
bajo balcón abalaustrado para las banderas, cuatro fustes corintios de
un atrio columnado que, tras cinco escalones, recibe al visitante y le
adentra al palacio.
Su interior es hoy un recinto funcional, de
muros gruesos, que alberga una vivienda distinguida sin grandes lujos,
donde los muebles dominantes más visibles son alargados sofás de raso
que sirven para escenificar las
poses dialogadas del anfitrión y
numerosos huéspedes. Felipe González paseó 14 años leyendo informes por
sus estancias, donde también veía partidos de fútbol por televisión con
un gran cigarro en la mano, entre muebles de cualquier vivienda
burguesa.
Pero mucho tiempo atrás, cuando en 1789 heredara el
palacio María del Pilar Teresa Cayetana, duquesa de Alba, y lo
disfrutara durante dos décadas de fiestas y saraos, todo el palacio fue
un canon de ornamentación neoclásica: decoración externa a base de
pinturas clasicistas al temple y adornos interiores de estilo pompeyano;
arañas de cristal de hasta 54 mecheros de luz; frescos de Vicente
López; vistas napolitanas de Fernando Brambilla; comedores de sillas y
mesas estilo imperio; vajillas de Limoges, cuberterías de plata maciza;
claves de pluma, del constructor de pianos Flórez, de suave teclado;
dormitorios de camas de caoba con dosel tapizado de raso entre paredes
pintadas con escenas nocturnas; antealcobas con estampas diurnas...
Incluso llegó a contar con una mantequería propia, situada en una zona
soterrada de la fachada noroeste del palacete, frente a un jardín
superior, de donde salían la mantequilla y los quesos que consumía la
duquesa de Alba en su palacio de la calle del Barquillo.
Se cuenta
que un hijo del primer presidente democrático inquilino de La Moncloa,
Adolfo Suárez, mientras jugaba en el jardín, descubrió los muros de la
vieja mantequería. Años después, el primer presidente socialista, Felipe
González, convirtió la estancia en la famosa
bodeguiya, escenario de encuentros amistosos con intelectuales, artistas y personalidades varias.
Todos
los secretos ornamentales perdidos del viejo palacio desaparecido en la
Guerra Civil han podido ser ahora descubiertos. Y ello gracias a la
reedición de este libro, ilustrado con láminas, que reproduce en
facsímil el elaborado en 1929 por encomienda del dictador Miguel Primo
de Rivera a iniciativa de la Sociedad Española de Amigos del Arte, que
restauró el palacio y sus jardines. Estos fueron previamente recobrados
en 1922 a manos del paisajista y pintor sevillano Javier de Winthuysen,
tras recibirlo muy deteriorado pese a haber sido el edificio habitado
ocasionalmente por los presidentes Sagasta y Canalejas en el siglo XX.
A partir de 1868, fecha de la revolución antimonárquica llamada
Gloriosa,
y hasta el fin de la Guerra Civil en 1939, el palacio de la Moncloa y
sus entonces 22 hectáreas de jardines, labrantíos y regadíos habían
pertenecido al Estado, concretamente, al Ministerio de Fomento. Antes,
fue un conjunto de propiedades, que incluía la finca y el palacio de La
Florida, comprada por la Corona a diferentes aristócratas y unificada a
comienzos del siglo XIX, concretamente en 1802, por el frenesí del
monarca Carlos IV por dotarse de un corredor verde que le permitiera
acceder sin interrupción por sus propiedades al palacio de El Pardo,
histórico cazadero del pueblo -comunero- de Madrid hasta que en el
arranque del siglo XVI lo perdiera ante las tropas de Carlos I, cuyo
hijo Felipe II, lo convirtió en cazadero real.
Lo más singular del
enclave de La Moncloa, donde residió 15 días de 1808 el duque de Berg,
gobernador napoleónico de Madrid, es su accidentado relieve, ataludado
hacia el río Manzanares. Hasta él descendía el llamado arroyo
Cantarranas. El tumultuoso regato era salvado por un accidentado camino
que fue transformado en 1933 en el puente del Aire por el ingeniero
Eduardo Torroja. Tenía 18 metros de altura, 36 metros de luz y se
soportaba sobre dos arcos gemelos. Por encima del puente cruzaba el
tranvía. Torroja fue autor igualmente de otro puente cercano, llamado de
los Quince Ojos, de 130 metros de longitud y 35 de anchura, hoy
semienterrado, sobre el que cruza la carretera de A Coruña. Al ingeniero
se debe además la estación de tranvía bajo el estadio edificado durante
la construcción de la Ciudad Universitaria, a partir de 1931.
La dinamita acabó con el edificio en 1938
Los puentes de Torroja, en primera línea de fuego, resistieron la guerra
El complejo de La Moncloa alberga en la actualidad edificios
de época y nueva construcción. Entre los últimos, el denominado de
Semillas Selectas, hoy una de las sedes de Vicepresidencia del Gobierno.
Posee una sala para el Seguimiento de Situaciones de Crisis y un
refugio antinuclear.
Al estallar la Guerra Civil en 1936, antes de ser inaugurada la
primera facultad de la Ciudad Universitaria, el palacio de La Moncloa
fue escenario de feroces combates. El 20 de noviembre, tropas moras al
servicio de Franco cruzaron el Manzanares y se instalaron en su
contorno.
Según relata en el libro ahora publicado por Juan
Antonio González Cárceles, arquitecto y profesor de Estructuras de la
Escuela de Arquitectura de Madrid, “el 1º de marzo de 1938 dinamiteros
republicanos colocaron una carga lineal de 10 toneladas de explosivos en
las inmediaciones del palacio para detener el avance de las tropas de
Franco”. La penetración fue truncada. Los partes de guerra de aquellos
días definían así los estragos causados por la deflagración: “El monte
se desplazó”.
Sin embargo, las tres grandes obras de ingeniería y
arquitectura del ingeniero Eduardo Torroja quedaron indemnes. Hoy, no
obstante, sólo son visibles unos pocos arcos del gran puente, tres
huecos convertidos en almacenes del Ayuntamiento y de la Universidad
Complutense.
La estación tranviaria quedó semienterrada y el
Puente del Aire y el arroyo Cantarranas fueron sepultados al explanar el
terreno adyacente del Instituto del Patrimonio Histórico, llamado La
corona de espinas, construido por Fernando Higueras y Antonio Miró. La
cubrición del arroyo desplazó las colonias de termitas del subsuelo.
Desde entonces, protagonizan voraces acometidas.
Fuente
Tres siglos de vida privada en La Moncloa
Un libro recorre
desde sus orígenes hasta hoy los secretos del edificio presidencia.El
predio procede del conde de Monclova, que lo adquirió en 1614. Desde
1977, con Adolfo Suárez, es la vivienda de los presidentes. Machado y
Azaña, entre los asiduos que paseaban por los jardines. En sus
estancias, hoy funcionales y sin lujos, pasó 14 años Felipe González.
Rafael Fraguas | El País, 2010-04-01
[PDF] La recuperación del palacete : una intensa historia
Juan Antonio González Cáceres | Archivo Digital UPM
Se trata de un estudio introductorio para el facsímil recientemente editado del libro de Ezquerra del Bayo publicado en 1929, con motivo de la conclusión de las obras de restauración del palacete de la Moncloa, realizadas entonces por la Sociedad Española de Amigos del Arte. Dicha restauración representó la culminación de un sueño, el de un grupo de entusiastas que consiguió recuperar un edificio histórico entonces abandonado, para poderlo abrir al público como Museo. Con arduo esfuerzo realizaron el complejo trabajo de investigación histórica y artística. Fue un generoso esfuerzo dirigido a crear un lugar de especial belleza, acrecentada por su idílica situación, ya que el palacete estaba rodeado por hermosos jardines, que pocos años antes también habían sido restaurados. Se describe su historia desde en el siglo XVII, recordando su mejor época con la duquesa de Alba desde 1783 hasta 1802, en que es adquirido por Carlos IV para conformar el Real Sitio de La Florida y La Moncloa y, su posterior declive durante el siglo XIX. Se han documentado los bellos jardines existentes en esa época junto al palacete, así como las obras de Eduardo Torroja, realizadas con motivo de la construcción de la Ciudad Universitaria y hoy ocultas en sus proximidades: la estación del tranvía del stadium y el Puente del Aire. Los jardines eran entonces muy visitados; se ha confirmado la situación de la Fuente del Amor, testigo de los amores secretos de Antonio Machado y Guiomar. En la guerra civil el edificio fue destruido y se sabe poco de lo sucedido, sin embargo con la investigación ahora realizada se ha obtenido material fotográfico inédito y una película filmada durante la guerra en 1938 por el Servicio Nacional de Cinematografía del gobierno de Franco. Se han encontrado mapas militares de la época con la ubicación de túneles subterráneos y con las fechas de las explosiones de minas republicanas y la relación de daños causados. Finalmente se documentan las modificaciones realizadas en la zona después de la guerra y la reconstrucción del actual Palacio de la Moncloa.
Documentación
Nuevo libro de Mª Teresa Fernández Talaya: La MoncloaForo del viejo Madrid, 2011-03-21 y ss.
Enrique Villalba | Madridiario, 2011-03-18
Y además...
Un testigo privilegiado de la historia de España, la Moncloa
EFE | Diario de Navarra, 2011-12-20
En las entrañas de La Moncloa
Los Domingos de ABC revela los secretos mejor guardados por el recinto que pronto acogerá a su sexto inquilino
Blanca Torquemada | ABC, 2011-11-20
Y también...
[PDF] El Palacete de la Moncloa : su pasado y su presente / por Joaquín Ezquerra del Bayo
Madrid : [Fototípias de Hauser y Menet], 1929
30 p. : il. ; 30 cm
Note: Reproducció
electrònica. Bellaterra : Universitat Autònoma de Barcelona. Servei de
Biblioteques, 2011. Reproducció de l'original de la Biblioteca del Museu
Nacional d'Art de Catalunya