lunes, 28 de abril de 2014

#libros #arquitectura | Una saga de maestros de obras



Una saga de maestros de obras / Virginia Casielles
Aldevara, Madrid : 2013
280 p. : il.
ISBN 9788415363828
Sbc Aprendizaje A-72(460.12) SAG

La publicación de este trabajo  llevado a cabo por Virginia Casilles supone una importante contribución a la historia del arte asturiano, y por ende, a la del concejo de Ribadedeva. Este libro está basado en los constructores de los sueños del indiano, una casa de ensueño en la que vivir el final de su vida y las obras públicas que les valieran un recuerdo en la historia de su tierra natal. El libro incluye 100 ilustraciones.

DOCUMENTACIÓN
Cimientos de la arquitectura indiana
Virginia Casielles presenta en Colombres su libro 'Una saga de maestros de obra'
Andrea Inguanzo | El Comercio, 2013-07-15

Cuando Virginia Casielles Pérez tenía solo tres años inició sin quererlo un trabajo de investigación que ayer la llevó a presentar su primer libro, 'Una saga de maestros de obra'. Y no fue en un lugar cualquiera, ya que el acto tuvo en la biblioteca del Archivo de Indianos de Colombres, un inmueble que cuenta con un hueco destacado entre los capítulos de su obra. La Quinta Guadalupe fue una de las decenas de casas que levantó a lo largo de su extensa carrera Manuel Posada Noriega, un prestigioso maestro de obra en cuyo trabajo se podría cimentar la historia de la arquitectura indiana de la mayor parte del Oriente de Asturias.

Una figura, si no desconocida, poco valorada en la que Casielles centraba sus ansias investigadoras allá por 2005. ¿Qué es lo que conocemos del fenómeno indiano? Fueron hombres y mujeres que partieron para luchar por un futuro mejor y cuyo retorno perfiló el presente de muchos pueblos, aldeas y villas. El incalculable número de casonas indianas no corrieron a cargo de afamados arquitectos. La mayoría de ellas contaron con los conocimientos de los maestros de obra, lo que hoy encajaría en la figura del contratista. Casielles destapó con su búsqueda la gran labor de estos profesionales y, en concreto, de Posada Noriega, que acabó convirtiéndose en «mi hombre», confesó.

La historiadora se hizo acompañar en esta cita por dos grandes invitados. Por un lado su profesora y compañera de investigación, Carmen Bermejo, y, por otro, el director del diario El Comercio, Íñigo Noriega, familiarmente ligado a la figura de los maestros de obra. Noriega describió en su introducción el carácter de las construcciones indianas. «Pertenecen al paisaje asturiano como si siempre hubieran estado allí», destacó. Un análisis que el libro desmiga y razona a la perfección. Para «una mente inquieta», como la profesora Bermejo describió a la autora, «no fue difícil encontrar las razones para demostrar que un maestro de obra puede llegar a firmar arquitecturas tan magníficas como las de un arquitecto de renombre», desveló.

La Quinta Guadalupe, la Casa de Piedra, la Casa Roja, Villa Ignacia, la Mansión del Abuelo o, ya en el concejo de Llanes, la Casona de Verines, fueron y son una pequeña parte de la amplísima obra de este ribadedense. «Él, al contrario que los más afamados arquitectos, se encontraba en Colombres, era conocido y gozaba de la confianza e, incluso, de vínculos familiares con muchas de las más importantes sagas de emigrantes locales. De ese modo, comenzó a fraguar su fama y su carrera», dijo Casielles.

Empleado de la cantería desde edad temprana, Posada Noriega no se formó, pero sí logró que lo hicieran sus dos hijos, Benigno y Manuel. Con ellos levantó un imperio indiano y colonial en el Oriente -Ribadedeva, las dos Peñamelleras, Llanes o Ponga-, pero también en ciudades españolas como Madrid o Valladolid. «Posada Noriega cambió la fisionomía de la villa de Colombres», recordó la autora.

Su obra logra concretar datos hasta hace bien poco desconocidos sobre la autoría de sus trabajos, que no solo fueron viviendas, sino también iglesias, plazas, cementerios o carreteras. Pero hasta aquí no ha llegado sola. Paco Posada, nieto del célebre maestro de obra, «me abrió su hogar y me ayudó a unir las piezas del puzzle», agradeció, aunque su gratitud se extendió a numerosas personas, muchas de ellas presentes en el salón, como Rafael Ruiz, presidente del Real Club de España en México, o el alcalde, Jesús Bordás.

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