Una saga de maestros de obras / Virginia Casielles
Aldevara, Madrid : 2013
280 p. : il.
ISBN 9788415363828
Sbc Aprendizaje A-72(460.12) SAG
La publicación de este trabajo
llevado a cabo por Virginia Casilles supone una importante contribución
a la historia del arte asturiano, y por ende, a la del concejo de Ribadedeva. Este
libro está basado en los constructores de los sueños del indiano, una casa de
ensueño en la que vivir el final de su vida y las obras públicas que les
valieran un recuerdo en la historia de su tierra natal. El libro incluye 100
ilustraciones.
DOCUMENTACIÓN
Cimientos de la arquitectura indiana
Virginia Casielles presenta en Colombres su libro 'Una saga de maestros
de obra'
Andrea Inguanzo | El Comercio, 2013-07-15
Cuando Virginia Casielles Pérez tenía solo tres años inició sin
quererlo un trabajo de investigación que ayer la llevó a presentar su primer
libro, 'Una saga de maestros de obra'. Y no fue en un lugar cualquiera, ya que
el acto tuvo en la biblioteca del Archivo de Indianos de Colombres, un inmueble
que cuenta con un hueco destacado entre los capítulos de su obra. La Quinta
Guadalupe fue una de las decenas de casas que levantó a lo largo de su extensa
carrera Manuel Posada Noriega, un prestigioso maestro de obra en cuyo trabajo
se podría cimentar la historia de la arquitectura indiana de la mayor parte del
Oriente de Asturias.
Una figura, si no desconocida, poco valorada en la que Casielles
centraba sus ansias investigadoras allá por 2005. ¿Qué es lo que conocemos del
fenómeno indiano? Fueron hombres y mujeres que partieron para luchar por un
futuro mejor y cuyo retorno perfiló el presente de muchos pueblos, aldeas y
villas. El incalculable número de casonas indianas no corrieron a cargo de
afamados arquitectos. La mayoría de ellas contaron con los conocimientos de los
maestros de obra, lo que hoy encajaría en la figura del contratista. Casielles
destapó con su búsqueda la gran labor de estos profesionales y, en concreto, de
Posada Noriega, que acabó convirtiéndose en «mi hombre», confesó.
La historiadora se hizo acompañar en esta cita por dos grandes invitados.
Por un lado su profesora y compañera de investigación, Carmen Bermejo, y, por
otro, el director del diario El Comercio, Íñigo Noriega, familiarmente ligado a
la figura de los maestros de obra. Noriega describió en su introducción el
carácter de las construcciones indianas. «Pertenecen al paisaje asturiano como
si siempre hubieran estado allí», destacó. Un análisis que el libro desmiga y
razona a la perfección. Para «una mente inquieta», como la profesora Bermejo
describió a la autora, «no fue difícil encontrar las razones para demostrar que
un maestro de obra puede llegar a firmar arquitecturas tan magníficas como las
de un arquitecto de renombre», desveló.
La Quinta Guadalupe, la Casa de Piedra, la Casa Roja, Villa Ignacia, la
Mansión del Abuelo o, ya en el concejo de Llanes, la Casona de Verines, fueron
y son una pequeña parte de la amplísima obra de este ribadedense. «Él, al
contrario que los más afamados arquitectos, se encontraba en Colombres, era
conocido y gozaba de la confianza e, incluso, de vínculos familiares con muchas
de las más importantes sagas de emigrantes locales. De ese modo, comenzó a
fraguar su fama y su carrera», dijo Casielles.
Empleado de la cantería desde edad temprana, Posada Noriega no se
formó, pero sí logró que lo hicieran sus dos hijos, Benigno y Manuel. Con ellos
levantó un imperio indiano y colonial en el Oriente -Ribadedeva, las dos
Peñamelleras, Llanes o Ponga-, pero también en ciudades españolas como Madrid o
Valladolid. «Posada Noriega cambió la fisionomía de la villa de Colombres»,
recordó la autora.
Su obra logra concretar datos hasta hace bien poco desconocidos sobre
la autoría de sus trabajos, que no solo fueron viviendas, sino también
iglesias, plazas, cementerios o carreteras. Pero hasta aquí no ha llegado sola.
Paco Posada, nieto del célebre maestro de obra, «me abrió su hogar y me ayudó a
unir las piezas del puzzle», agradeció, aunque su gratitud se extendió a
numerosas personas, muchas de ellas presentes en el salón, como Rafael Ruiz,
presidente del Real Club de España en México, o el alcalde, Jesús Bordás.
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