Círculo Rojo, [El Ejido] : 2012
259 p. : il.
Colección: Investigación
ISBN 9788490303085
Iglesias -- Navarra.
Arquitecturareligiosa -- Navarra.
Valle de Améscoa (Navarra)
Sbc Aprendizaje A-726.54 ART/II
http://millennium.ehu.es/record=b1762674~S1*spi
Este libro es una breve monografía, desde el punto de vista artístico, de la iglesia de San Cristóbal de Larraona, pequeña localidad ubicada en el valle de Améscoa Alta (Navarra). La iglesia incorpora en sus muros, como elementos constructivos reaprovechados, fragmentos de lápidas funerarias romanas, y se adosan al pie de su cabecera estelas discoideas cristianas procedentes de diversos lugares de la localidad. Dispone de una soberbia portada románica sur, de estilo popular, con relieves escultóricos figurados y estatuas- columna. Luce bóvedas de crucería tardo-gótica de bellas nervaduras de piedra y claves circulares, una escalera de caracol de perfección admirable, inserta en una torre pentagonal, como acceso al coro alto, al extradós de la nave y al cuerpo superior de la torre-campanario. Conserva dos hermosas pilas barrocas aveneradas de bella labra de piedra. Tiene una sacristía dieciochesca con cúpula sobre pechinas, fuente mural pétrea esculpida a modo de retablo y dos archivos encastrados en su pared. Exhibe un espléndido retablo mayor rococó dedicado al titular San Cristóbal de mediados del siglo XVIII, financiado con recursos procedentes del antiguo Virreinato del Perú, y cuatro retablos neoclásicos en sus dos capillas laterales. Conserva elementos de orfebrería de interés como un copón-ostensorio de principios del siglo XVII y un relicario de San Sebastián y San Roque. Muestra, orgullosa, una torre-campanario recia y altiva que define el perfil arquitectónico-urbanístico de Larraona; una de las campanas que cobija exhibe epigrafía gótica. Dos circunstancias históricas explican principalmente el aspecto de iglesia-fortaleza que presenta; la existencia de frontera en Larraona entre los Reinos de Castilla y Navarra desde finales del siglo XII hasta principios del siglo XVI, y las luchas fratricidas desde mediados del siglo XV, tras la muerte de la reina Blanca de Navarra en 1441, entre los bandos agramontés y beaumontés, circunstancias ambas en cierta forma vinculadas y con consecuencias bélicas que impulsarán el reforzamiento de la iglesia de Larraona como fortaleza. La fe recia y honda de nuestros antepasados y la necesidad de defensa forjó semejante maravilla. Oración y lucha en curiosa simbiosis en épocas difíciles.
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